En nuestra casa Betania, en Moreno, Provincia de Bs. As. conocida tradicionalmente como "Cuatro Vientos", hemos reciclado espacios destinados a encuentros, retiros, convivencias y actividades similares.
Tenemos el agrado de informar que ya funcionan las nuevas direcciones web para el espacio de cada institución de nuestra congregación. Esta es una forma más sencilla de acceder a las novedades más específicas de cada colegio, casa de misión y hospital.
La Hna. María Alicia, Consejera de Educación y un grupo de docentes rosarinos está participando en estos días del Primer Encuentro Americano de Pastoral Educativa, que se celebra en Quito, Ecuador.
Desde el 23 al 25 de marzo, las hermanas nos reunimos en El Hontanar, una hermosa casa, en las Sierras de Córdoba, en Atos Pampa.
Nuestro objetivo no fue estudiar, ni programar ni hacer un curso, sólo y simplemente compartir días de fraternidad, oración, rica comida, pasear, descansar, jugar y reirnos durante horas....
El clima ideal en un paisaje maravilloso... con luz eléctrica solamente un rato por la noche, sin conexión, todo enmarcó el paisaje interior de cada una.
Esta mañana, de sábado, cuatro chicos de quinto año, llegaron muy temprano para ayudar a preparar los sandwichs que entregamos a los pobres los fines de semana.
Trabajaron rapidísimo, tomamos mate, y por supuesto, probamos los sandwichs! riquísimos!, "más ricos que otras veces" como les dijo la H. María del Carmen.
La devoción que doña Teresa Nicoletti, la madre del Padre Orzali, profesaba por la Virgen del Rosario, fue la que lo impulsó a elegirla como Patrona de su nuevo Instituto, al que le dio el nombre de: Hermanas de Nuestra Señora del Rosario de Buenos Aires.
No sólo nos las dio como Protectora, sino que trató de infundirnos una espiritualidad centrada en esa vivencia de los misterios del Rosario, compendio del evangelio para todos, especialmente, los más sencillos.
Muchísimos gestos muestran esa afectuosa veneración que nos inculcó; les contamos algunos:
Celebrar con especial fervor su Fiesta del 7 de octubre y los días previos de la Novena.
El día de la fiesta, el 7 de octubre, todas las Hermanas del Rosario renovamos nuestros votos, en presencia de las comunidades que nos acompañan en nuestra misión.
La víspera, el 6 de octubre, el Padre Orzali, nos encomendó hacer retiro, preparándonos para la fiesta de la Virgen del Rosario. Dejó una carta póstuma, escrita para todas nosotras, con la recomendación de que “todos los años, el 6 de octubre, en la Capilla, y en cada una de nuestras comunidades, debíamos leer esa Carta…como un modo de seguir haciéndonos, (él) una plática por año”
Todas las imágenes de la Virgen del Rosario en nuestras Casas, tienen la inscripción que dice: Reina, Madre y Superiora de esta Casa.
La imagen del Salón Capitular de la Casa Generalicia, lleva la inscripción: Reina, Madre y Superiora General del Instituto.
Según una antigua tradición, cuando se celebran allí las reuniones del Consejo General, no se coloca a sus pies ninguna silla para ser ocupada por una hermana, para que sea Ella, María del Rosario, quien presida…
Nos da gozo ver que todos los laicos que forman la gran familia rosarina, celebran la Novena con enorme fervor, según las características de cada lugar… Lo mismo la Fiesta del 7 de octubre. Pasan los años y todos, chicos y grandes, cantamos con emoción, el Himno a Nuestra Señora del Rosario, compuesto especialmente para las hermanas rosarinas…
“Tu rosario es mi escudo y fortaleza,
la cadena que a Ti nos enlazó,
no hay blasón que supere mi nobleza,
hijo soy del Rosal de Jericó”
Himno a la Virgen del Rosario
Autor: Presbítero Juan B. Lertora
Partituras:
Acordaos
Acuerdate ¡oh Reina del Santísimo Rosario, Madre mía amantísima! Que jamás ha quedado sin consuelo el que ha implorado tu protección y reclamado tu auxilio. Lleno pues de confianza, me arrojo en los brazos de tu misericordia y desde allí clamo: no tengas en cuenta las innumerables faltas con que tantas veces te he ofendido y atiende tan sólo a las fervientes súplicas de hoy, fruto del arrepentimiento y del amor hacia tu maternal corazón.
No deseches mis plegarias, ¡oh Virgen dulcísima del Rosario! Bendícelas para que por medio de ellas alcance el perdón de mis culpas y la perseverancia en el bien. Así sea.