Institucional


“Corría el año 1932 cuando un grupo de religiosas llegó a Villa María para arraigar en ella y fructificar. Fue así como la humilde escuela, engendrada a la luz de la fe, creció año a año hasta convertirse en el Instituto del Rosario”

GUÍA CIUDADANA Y TURÍSTICA. GRUPO ARTE. COLEGIO DE ABOGADOS DE LA PROVINCIA DE CÓRDOBA, REGIONAL 5, VILLA MARÍA, 1988.

La historia del Instituto del Rosario en Villa María se remonta a la década de 1930. A fines del año 1932 se estableció en la ciudad un grupo de religiosas de la congregación de Hermanas de Nuestra Señora del Rosario de Buenos Aires, fundada por el párroco de Santa Lucía (Barracas, Capital Federal), quien luego sería Arzobispo de Cuyo, Monseñor José Américo Orzali. Inmediatamente, a principios de febrero de 1933, estas hermanas Rosarinas, con el impulso entusiasta y el apoyo permanente del entonces cura párroco Pbro. Pedro Colabianchi Cicerone, pusieron en marcha un nuevo emprendimiento educativo para la niñez local: una escuela confesional católica. Casi conjuntamente inauguraron también una “Escuela Profesional de Mujeres” en la que se impartirían clases prácticas de labores, luego de artes y música, cuyos cursos en sus comienzos estaban destinados a obreras y empeladas. Las crónicas cuentan que el mismo Monseñor Orzali estuvo presente  en las ceremonias de inauguración y bendiciendo el salón que sería destinado a la Capilla en una misa presidida por él.

Las primeras clases de esta nueva escuela se dictaban en un local situado en Carlos Pellegrini y Entre Ríos, muy cerca del emplazamiento actual del Instituto. Como dato anecdótico se registra que a la primera sesión asistió solamente un alumno, al que con el correr de los días se fueron sumando más niños. Con el tiempo, y gracias a diversos y generosos aportes benéficos de personas de la comunidad villamariense, la escuela se trasladó al terreno que hoy ocupa: Bv. Alvear 68, entre Buenos Aires y Corrientes. Luego se adquirieron terrenos adyacentes y al pintoresco edificio original se le fueron realizando sucesivas ampliaciones y remodelaciones, según las necesidades que su crecimiento constante han ido demandando, hasta llegar al imponente complejo de dependencias en el que se desarrollan las actividades de todos los niveles con que cuenta  la institución.

A lo largo de su historia de trabajo fecundo, el Instituto del Rosario, fiel al lema fundacional “Ora et Labora”, nunca ha descuidado el aspecto del crecimiento en la fe basado en la propuesta evangélica. El espíritu de las enseñanzas del padre fundador, Monseñor Orzali, ha inspirado y animado múltiples y variadas maneras de hacer presentes los principios y valores del Ideario de la obra rosarina: mediante la realización de jornadas, misiones, encuentros, celebraciones, la acción pastoral ha recorrido diversas instancias en su organización y desde siempre ha estado presente a través de las hermanas y de equipos de personas comprometidas con la misión evangelizadora, en la catequesis y en la acción, generando espacios de participación para alumnos y docentes todos los niveles.

A medida que crecía su alumnado, el Instituto del Rosario  fue incorporando recursos y así afianzándose en la calidad y la amplitud de su propuesta educativa. Sí fueron construyéndose el gimnasio; el natatorio, hoy cubierto; el Salón de Actos “Gabriela Moscoso”; el Centro Polivalente de Servicios “Mons. Orzali”, en un barrio periférico, donde se desarrolla una importante acción comunitaria a través de la Escuela de Servicio Social; los espacios donde realiza sus tareas la Escuela Especial; los

laboratorios de Física y Química, con su equipamiento e instrumental; la biblioteca “Pedro Colabianchi”; entre otras obras de infraestructura que junto con la calidad académica y el importante caudal de población escolar que lo constituye, posicionan al Instituto del Rosario en un lugar de alto reconocimiento dentro del contexto educativo provincial y nacional.