Reflexiones de nuestro Obispo, Monseñor Jorge Casaretto, en su carta Pastoral de Adviento, “Permanecer en Jesús”


Cuando un cristiano mira el pasado, su historia personal o comunitaria, surgen dos actitudes: el pedido de perdón y la acción de gracias. Mirando estos 50 años de Iglesia diocesana, pedimos perdón al Señor por nuestros pecados, numerosos y muchas veces graves. En la historia de nuestra diócesis no podemos sino reconocer la presencia constante y fiel del Señor. ¿Dónde reconocemos esa presencia?

Y enumera, en la acción de gracias, esas presencias de Jesús…
Gracias por los religiosos y religiosas de vida activa: sus carismas florecen y nos enriquecen con los dones que Dios ha regalado a sus fundadores. Ellos y ellas son muchas veces, la presencia de la Iglesia en realidades difíciles y sufrientes de todo tipo.

 

  • Las Hermanas rosarinas florecen en el servicio hospitalario con su carisma propio y enriquecen a la Comunidad de Tigre con los dones que Dios ha regalado a su Fundador, Siervo de Dios, Obispo José Américo Orzali.
  • Las Hermanas rosarinas son la presencia de Jesús y de la Iglesia en esta realidad difícil y sufriente, en enfermos y sus familias.
  • La presencia de la Congregación y de las Hermanas es anterior a la existencia del Hospital mismo; el Hospital, al comienzo sólo Maternidad, empezó a construirse en torno a la casa de las Hermanas. Este es un hecho relevante en la valoración de la presencia de las Hermanas entre nosotros.
  • En toda la Diócesis de San Isidro, son la única Congregación de religiosas de vida activa, que viven “insertadas” en el Hospital.
  • En la Comunidad de Tigre, el trabajo pastoral de las Hermanas Rosarinas es admirado, apreciado y valorado.
  • Una afirmación especial de esta valoración de la presencia de las Hermanas en el Hospital es la valoración de los enfermos y las familias de los enfermos, del personal médico, enfermeras, personal administrativo y de servicios del Hospital. El dolor más grande del traslado del Hospital desde Tigre a Gral. Pacheco es que “no había lugar para que las Hermanas vivieran en el nuevo Hospital”
  • Las Hermanas tienen una buena integración con la Comunidad de la Parroquia, especialmente coordinado obras con Caritas Parroquial.
  • Les he dicho a las Hermanas que ellas “son el Párroco” en el Hospital. Así las valoro; me facilitan el trabajo sacerdotal y trabajamos con los mismos criterios comunes.
  • Además del trabajo Pastoral las quiero mucho a las Hermanas, y ellas me quieren mucho: me siento querido, valorado y apoyado en mi sacerdocio…   Padre Roberto Eduardo Barón, Cura Párroco.