Nuestra Pastoral de Salud


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Queridas Hermanas: 

“Cuando se reza el Rosario de modo auténtico, no mecánico, ni superficial, sino profundo, trae paz y reconciliación...Encierra en sí la fuerza sanadora del nombre Santísimo de Jesús, invocado con fe y con amor, en el centro de cada Avemaría” (Benedicto XVI).

El día 11 de cada mes, a las 16.30 nos unimos y rezamos el Rosario para pedirle a Nuestra Madre por los enfermos, por las personas que los cuidan, el personal de salud y por el fin de la pandemia.

Ese día recuerden también recrear la Liturgia, compartir la Palabra, poner la intención en la Eucaristía.

¡Con mucho cariño las espero!

 

Hna. Fabiana Moreno.

Consejera de Misión y Salud

Hnas de Ntra Sra del Rosario de Buenos Aires.

 


 

Reflexión del Domingo de Pascua. Los discípulos de Emaús. Padre Ángel Rossi.

Este relato de los discípulos de Emaús nos viene muy bien en este tiempo que estamos viviendo. La primera imagen linda es la de un Señor que camina con ellos y que camina con nosotros en el camino de la vida. Éstos hombres que habían sido citados en Galilea avisados por las mujeres que les habían llevado el mensaje. Galilea es símbolo de la alegría, es símbolo de donde lo conocieron a Jesús, un lugar de muchos consuelos, allí los esperaba el Resucitado y éstos hombres digamos así van en contramano, se rajan, se van a Emaús y quizás por eso van entristecidos. Emaús es el raje, capital de la fuga de donde están huyendo de Jerusalén que es la cruz y están huyendo de Galilea que es el gozo de la Resurrección, ésta es la imagen de estos fugitivos porque van donde no les ha dicho el Señor por eso mismo van entristecidos, por eso ese dolor, esa tristeza hace que les cueste reconocerlo, a veces las lágrimas no permiten ver, lo que le pasó a la Magdalena, en este caso no hay lágrimas, hay tristeza, la tristeza nos bloquea la mirada, pidamos la gracia de purificar nuestra mirada, poder reconocerlo al Señor, dice que iban con aire entristecido iban rumiando amargura, seguramente rumiando desencanto, tristeza, dándose manija uno al otro, enroscándose, entonces el Señor camina con ellos y les hace una pregunta que nos hace bien a nosotros, ¿De qué vienen hablando por el camino para estar con esa cara?

De alguna manera también dada la situación mundial, la situación propia de la Argentina, las distintas situaciones familiares, etc. También posiblemente en algún aspecto venimos caminando con aire entristecido, venimos a veces rumiando cosas tristes, desencantados, desesperanzados, con miedo, entonces esa pregunta nos hace bien a nosotros, ¿pregunta el Señor de qué vienen hablando por el camino de la vida? Nos hace bien para desembuchar nuestras tristezas. Es interesante lo que dicen de Jesús, pero en el fondo anuncian a un Jesús que les ha fallado, desilusionado, dicen que nació, fue a la cruz, resucitó según dicen las mujeres, pero en el fondo están desencantados y la expresión muy humana de ellos, nosotros esperábamos, posiblemente esperaban otra cosa, el triunfo majestuoso del Señor, grandes éxitos.

Y nosotros ¿qué esperábamos? ¿Qué hubiera pasado la Pandemia? Para estar más tranquilitos, quizás esperábamos una familia más unida, una tranquilidad económica.

Nosotros qué esperábamos, es una forma de oración de lamentación, no es malo lamentarse. El Papa siempre habla del derecho al pataleo, poder lamentarse hace bien, da la posibilidad de presentarle al Señor nuestra queja, cuando no se la elevamos a Dios, encerramos el corazón y se vuelve resentimiento y eso sí es malo. En el Evangelio hay lamentaciones fuertes cuando Marta le dice a Jesús -si hubieras estado aquí mi hermano no hubiera muerto-. ¿Por qué no estuviste!? por ¿qué nos fallaste!? ¿Qué pasó!? ¿Cuándo Jesús se duerme en la barca, no te importa que nos hundamos?

La lamentación indica confianza, uno curiosamente se lamenta con las personas que quiere. Y el Señor viendo esa tristeza camina con ellos, pacientemente y los va consolando, que son también para nosotros la Palabra de Dios, les hizo recordar las escrituras y después la Eucaristía, el sentarse a la mesa para consolarlos, darles fuerza, para renovar su esperanza.

Emaús significa encuentro, esta escena tan linda donde se sientan a la mesa, después que el Señor amaga seguir de largo y esta petición que hicieron ellos sin darse cuenta todavía que era Jesús. Quédate Señor porque el día ya atardece, una expresión muy linda, quédate con nosotros porque ya oscurece. Quédate Señor en este tiempo porque oscurece nuestra alegría. Quédate Señor porque oscurece nuestra esperanza. Quédate Señor porque tenemos la visita de esa noche en el corazón llena de miedos en este tiempo.

Emaús significa encuentro, el Señor se sienta a la mesa con ellos y les da fuerza, es interesante porque era para quedarse allí, después el Señor se les escabulló y ellos volvieron a donde salieron, vuelven pero no del mismo modo, salieron cabizbajos, tristones y vuelven con fuerza para anunciar que efectivamente Cristo ha resucitado, el anuncio sale del encuentro, no nace de estudiar, de principios fríos y abstractos, sino que el anuncio se da de encontrarnos personalmente en la oración, en la Eucaristía, en el servicio a los más pobres, en toda forma de encuentro misterioso y hermoso que tenemos en nuestra vida.

En Aparecida en la 5° Conferencia del Episcopado Latinoamericano del Caribe del 2007, allí al terminar hay una oración muy linda que retoma esta escena de los discípulos de Emaús y lo une junto a la Virgen, dice - Guiados por María fijar los ojos en Jesucristo autor y consumador de la fe y le decimos junto al sucesor de Pedro Quédate con nosotros.

Quédate con nosotros Señor porque atardece y el día ha declinado.

Quédate con nosotros Señor acompáñanos porque no siempre hemos sabido reconocerte.

Quédate con nosotros Señor porque en torno a nosotros se nos va haciendo más densas las sombras.                  

Quédate con nosotros Señor porque en nuestros corazones se insinúa la desesperanza.

Quédate con nosotros porque estamos cansados del camino, pero tú nos confortas en la fracción del pan para anunciar a nuestros hermanos que en verdad tú has resucitado y que nos has dado la misión de ser testigos de tu Resurrección.

Quédate con nosotros Señor cuando en torno a nuestra fe surgen las nieblas de la duda, del cansancio o la dificultad, ilumina nuestras mentes con tu Palabra, ayúdanos a sentir la belleza de creer en vos.

Quédate con nosotros Señor en nuestras familias, ilumínalas en sus dudas, sostenelas en sus dificultades, consolalas en sus sufrimientos y en las fatigas de cada día.

Quédate con nosotros Señor con aquellos que en nuestras sociedades son más vulnerables.

Quédate con nosotros Señor con los pobres y los humildes.

Quédate con nosotros Señor con nuestros niños y con nuestros jóvenes que son la esperanza y la riqueza de nuestro continente,

Quédate Señor con nuestros ancianos, nuestros enfermos, fortalece a todos en su fe para que seamos tus discípulos y misioneros.

Que sea en esta oración, en esta expresión tan hermosa quédate con nosotros, que podamos sentirla muy hondamente y muy consoladamente en este día de la Resurrección.

San Ignacio de Loyola dice que Cristo Resucitado viene con el oficio de consolar y a eso viene, a consolar, a sacarnos de las tristezas, de los miedos y para eso pedimos la gracia.

Quédate con nosotros Señor porque muchas veces nuestro corazón se atardece y no nos deja fuerzas, porque es necesario volver, cada uno tiene que volver a lo suyo, cada uno tiene que volver a anunciar, no tanto con palabras sino con gestos que realmente seguimos a un resucitado.

Que la Virgen que entendió como nadie el gozo y sufrió como nadie en la cruz de Cristo y en la muerte, así como lo acompañó en el dolor nos acompañe en este camino Pascual, tuvimos el camino cuaresmal ahora comienza el camino pascual que es hermoso, pero no menos exigente, el camino de la Resurrección, del gozo para uno mismo para ser dado a los demás, que ella nos de la fuerza de ser discípulos y misioneros. Que así sea.

Mensaje de la Consejera de Misión y Salud para las Hermanas que sirven en los Hospitales

Recemos por los enfermos de nuestras comunidades (se puede rezar por ellos en las intenciones de misa de ese día, u organizar cadenas de oración, invitar a que cada Hna. tome el nombre de un enfermo de la comunidad y rece específicamente por él, etc.).

Se dé a conocer la Pastoral de la salud por todos los medios posibles, avisos parroquiales, afiches, volantes digitales y/o impresos.

También las invito a que todos los 11 de cada mes ( en conmemoración del Día del enfermo: 11 de febrero) nos unamos en la Eucaristía pidiendo por todos los enfermos; especialmente realicemos adoración Eucarística y compartamos la Palabra del día.

Formaremos un grupo de WhatsApp sólo para las Hnas. de Misión y Salud donde compartiremos intenciones especialmente pidiendo por los enfermos y por los más necesitados.

¡Que Jesús el médico de cuerpos y almas, las siga bendiciendo mucho!

San José; ¡Ruega por nosotros!

“Todo por Dios y por el prójimo”

El Día del Niño fue día de fiesta para los niños internados en nuestro hospital y no solo para ellos, sino también para sus mamás, médicos y enfermeras.

Gracias a las hermanas Alejandra y Eymard, a las mamás, los chicos y todo el personal del Colegio San José, los niños de Pediatría, Terapia Infantil y los bebés de Maternidad y Neonatología así como los del Jardincito y Guardería Rayito de Luz pudieron tener sus juguetes.

Se observaba en estos preciosos obsequios que trajeron al hospital, el amor y dedicación con que fueron preparados; cada detalle hablaba por sí mismo.

Ningún niño en ese día quedó sin su regalo, llenando sus corazoncitos de alegría.

Solo nos queda agradecer ¡mil gracias! y pedirle al buen Dios y a nuestra Madre del Rosario bendiga tanta generosidad con abundantes bendiciones.