Partida de la Hermana Marina

Hoy, primer sábado de abril, la H. Marina fue al encuentro de Jesús.

No pudimos viajar hasta Orán porque las condiciones climáticas cortaron las comunicaciones desde Salta hasta allí.

Les compartimos las palabras con las que nos hacemos presentes en la Eucaristía

A la querida Comunidad de Hipólito Yrigoyen:

Me llego a ustedes representando a todas las Hermanas de Nuestra Sra. del Rosario para acompañarlos en este momento tan especial, como lo es la partida de la Hna.Marina.

Está de más hablar de sus virtudes como mujer consagrada y como anciana sabia y fuerte. Ustedes han sido testigos privilegiados de su testimonio valiente, de su alegría inquebrantable, de su ser religioso profundo.

Y digo testigos privilegiados, porque una cosa, como ustedes bien saben, es ver a una persona de vez en cuando y otra es tratarla cotidianamente. Allí es donde se pone en juego la santidad. Y el Señor les ha permitido contemplar hasta dónde la fidelidad a la gracia obra estos milagros. Poder presenciarlos y beneficiarnos de ellos es un regalo del Señor.

Queríamos agradecerles todo el cariño, la veneración, las visitas, los cuidados de chicos y grandes que supieron brindar a la H Marina en este tiempo.Que la Madre del Rosario les recompense tanta generosidad.

Que la H. Marina  hubiera optado por vivir entre ustedes, abandonando otras comodidades; es un ejemplo para todos nosotros; de que Dios es el que da sentido a la vida, que vale la pena gastarse por su Reino, que se es feliz entregándose a Él con todas las fuerzas del corazón.

El viaje de algunas de nosotras para estar presentes en esta Eucaristía y en el momento de confiar sus restos a la tierra salteña; se vio impedido a causa del tiempo. Tuvimos que devolver nuestros pasajes ante el aviso de la H. Elsita.

Pero para Dios no hay distancias, por eso estamos unidos en el Cuerpo de Jesús, en el amor fraterno y la celebración gozosa de esta partida en la que juntos nos alegramos de que nuestra querida hermana, haya escuchado la voz del Esposo que vino a su encuentro.

Confiamos a ese querido lugar de la Iglesia de Orán este grano de trigo, en la confianza de su fecundidad.

                                                                                                                       Un abrazo en nombre de todas las Hermanas Rosarinas

                                                                                                                                                                  H. María de las Gracias